Mira que he estado en sitios donde la pobreza es dominante absoluta y las condiciones de vida son bastante lamentables pero nunca he tenido tanta sensación de abandono y dejadez como aquí. Hasta los aeropuertos son la cosa más cutre que he visto. Mi primera sensación cuando llegué a Gran Comora es que acababan de estar en guerra por el estado de los edificios y la cantidad de basura esparcida por todas partes, cuando digo basura me refiero a todo tipo de objetos, incluyendo coches que cuando dejan de funcionar (y mira que los que funcionan están “de aquella manera”) allí mismito se quedan: en el borde de la carretera, tirados en una cuneta, en medio de lo que debió ser una casa, amontonados en cualquier solar… ah! y barcos medio hundidos en un pequeño puerto por el que pasamos.
Pero hay que ir por sus avecillas endémicas que son unas cuantas y algunas están solo en una de sus islas así que no te puedes saltar ninguna.
Empezamos en Gran Comora donde había que buscar especialmente 7 que son su exclusiva pero ya empezamos a recolectar alguna de las que están en más de una de las islas.
Se nos había reducido el tiempo para hacerlo por culpa de lo que os conté en el viaje que he titulado “Islas del Océano Índico” pero afortunadamente eso no impidió que las viéramos todas.
La primera tarde fuimos a buscar especialmente al drongo ya que es la única que no está en el monte Karthala donde podíamos ver a todas las demás. Estuvimos por el área de Salimani donde leí un cartel que ponía zona de ecoturismo y nada más empezar a caminar por un sendero, pasando por un puente sobre un barranco me asomo y es una de esas veces que te arrepientes de no haber cogido el móvil para hacer alguna foto, el caudal estaba seco, como la estación en la que estábamos, pero cuando llueva tendrá que llover muuucho para arrastrar todo lo que había allí abajo ¡menos mal que era zona de “protección” ecológica!!!
Por lo demás cumplimos las expectativas.
Gavilán de Frances (hembra)

Al macho os lo enseñaré pero en otra isla
Drongo de Gran Comora

Bulbul de Gran Comora

Loro de las Comores

Y ya en el hotel empezamos la recolección de geckos (pero ninguno tan requetebonito como mi niño)
Gecko de punta plana

Gecko casero común

Gecko diurno verde oliva

Al día siguiente tocaba de nuevo “escalada” porque uno de los anteojitos vive allí arriba del monte Karthala, así que no quedaba otra. Ya directamente los que no estaban en forma renunciaron a intentarlo aunque esta vez francamente no había ninguna dificultad, solo que subes desde los 1200 hasta los 2000 metros pero sin nada que lo haga especial.
Ese día era día completo en la montaña porque había que esperar que se hiciera de noche para ver al autillo.
Por el camino de subida íbamos viendo alguna cosilla como ésta
Tarabilla común

Otras las oíamos como a las codornices que parecía que íban siguiéndonos pero solo muy al final una se dejó ver un momento volando.
Por fin llegamos al bosquecillo que se veía allí arriba, donde el guía local nos decía que vivían ellos, y efectivamente, nada más llegar nos dimos el gustazo de disfrutarlos bien cerca y a varios individuos
Anteojitos de Gran Comora


También en aquel bosquecillo pudimos disfrutar de esta pareja
Fodi de las Comores

hembra

Cuando volvimos al punto de partida nos comimos un bocata y mientras estábamos en ello nos sobrevoló durante un buen rato esta preciosidad
Aguilucho lagunero de Madagascar

En este caso es la hembra la que veréis luego.
Esperamos un buen rato para que atardeciera y poder ver el objeto más deseado, pero seguimos viendo alguna cosillas
Suimanga piquilargo (hembra)

Monarca-colilargo malgache

Oruguero de las Comores

Loro vasa

Y en cuanto estaba oscureciendo apareció él.
Autillo de las Comores

Que alegría que fuera tan majo y no como el de Seychelles.
Pues ea! todos los deberes hechos y mañana para Mohéli.
A la mañana siguiente antes de dejar el hotel (y éste era el más decentito de todos) uno del grupo que se había dado un garbeo por “los jardines” del hotel nos avisa de un sitio donde podíamos ver mangostas.
Lo de los jardines entrecomillado es por lo que os cuento y veréis a continuación.
Este hotel es de esos que el pasillo es exterior y enfrente de las puertas hay jardines. Pues enfrente del ala donde estaba mi habitación se veía un edificio que daba la sensación de ser como un centro de servicios del hotel (lavanderías o cosas de ese estilo) y justo al doblar la esquina de ese edificio (a escasos 100 metros de las habitaciones) estaba amontonada toda la basura que os podéis imaginar. Claro allí había mangostas, aves y alguna que otra cosa menos agradable.
Mangosta pequeña de La India


Si esto era dentro de los jardines del hotel, ya os hacéis una idea de lo que había fuera.
Si en Comoras todo (lo relacionado con humanos) es cutre, lo de los aeropuertos es surrealista. Ya nos habíamos quedado alucinados cuando llegamos al “Aeropuerto internacional de Comores” pero cuando llegamos al de Mohéli, pensamos que estábamos en una de esas películas en las que hay una pandemia que se está cargando a toda la población humana. Te bajas del avión y te llevan directamente a una tienda de campaña que está dividida en dos. En el primer trozo te hacen rellenar un papel donde pones lo mismo que has dicho ya cincuenta veces incluyendo el visado que te han hecho ellos el día que llegaste, luego esperas turno para pasar a la otra parte y la única visión que tienes de lo que te espera es un pollo que está colocado al final de la cortinilla y te va dando paso, cubierto con un traje integral de plástico, mascarilla, gorro y guantes sanitarios… a 30º maomeno y dentro de una tienda también de plástico a pleno sol y al mediodía… el plástico se le pegaba al cuerpo que daba hasta grima.

A todo esto, el avión que te ha traído hasta aquí y que viene a ser el bus que une las islas, ya a vuelto a despegar hacia su siguiente destino. Bueno pues cuando pasas a la segunda porción de la tienda hay dos personas que una te vuelve a pedir el pasaporte mientras la otra te pincha el dedo…¡para hacer un test de malaria! ¡¡¡Madredelamorhermoso!!! Pero si no es contagiosa entre humanos ¿¿¿qué demonios hacía aquel pobre muchacho vestido de esa guisa???
Pues hale, ahí se quedan con su test porque según nos dijo una pareja de chicas chinas que estaban también esperando su turno, Moheli es la isla que tiene más bajo riesgo de todo el archipiélago y quieren erradicarla totalmente. Por cierto que a estas dos chinitas según nos dijeron Comores les fascinaba…
Esa tarde hicimos una primera incursión para ver alguna de las 5 endémicas que tocaban y ya fueron cayendo casi todas
Anteojitos de Moheli

Aguilucho lagunero de Madagascar (hembra)

Vanga azul de las Comores

Autillo de Moheli

Aunque lo más difícil era al día siguiente que íbamos otra vez a subir a un monte para buscar al Vinago que solo se encuentra en esta isla y en un área muy reducida.
Aquí ya directamente el grupo se partió en dos porque los que no iban a subir mejor los llevaban a otra zona donde podrían ver mas cosas que en la base del monte y nosotros nos fuimos para allá a intentarlo, pero fue el segundo fracaso del viaje tras el autillo de Seychelles. Estuvimos unas tres horas repartidas entre dos zonas donde saben que van a alimentarse y aunque pensábamos estar algo más de tiempo, empezó a llover bastante fuerte con lo que decidimos irnos entre otras cosas porque esta vez la subida aunque era “facil” estaba claro que en la temporada de lluvias tenía que ser imposible hacerla por lo resbaladizo que tenía que ser el camino cuando estuviera mojado y preferimos no arriesgar tanto, de hecho con lo que estaba lloviendo ya hubo trozos que nos costó hacerlos. Ea pozzz otro B que se escapa y este desde luego seguro que no lo volveré a intentar.
Eso sí, durante la larga e infrutuosa espera, algunas otras cosas nos estuvieron entreteniendo
Abejaruco malgache

Suimanga de Humblot

hembra

pareja

Con esta suimanga tengo una historia porque Nigel me dijo que intentara hacer fotos de la hembra, ya que él trabaja como editor asociado en la editorial de las Helm Field Guides y tiene un autor que por lo visto va a publicar un libro de suimangas y le faltaba foto de la hembra de Humblot, así que en cuanto la vimos me puse a disparar como loca. No tuve mucha suerte porque aunque el macho me posó de maravilla a favor de la luz, ella solo quiso posar a contraluz, pero le mandé las cinco mejores que pude conseguir y por lo visto van a publicar una foto mía en el libro
Gecko diurno de Comores

Escinco de las Comores

Paloma azul de las Comores

Esa tarde dimos un último paseo por otra zona y lo más bonito que vimos fueron estas hojas, que porque eran muchas, sino hubiera creído que alguien las había pintado


Y de aves solo afoté a este
Bulbul malgache

A la mañana siguiente nada más salir del hotel le hice un par de fotos a esta maravilla que no había podido afotar el día anterior porque me pilló desprevenida al pasar por delante


Y os pongo uno de los barrancos que desembocan en el mar en mitad mismo de la ciudad aunque éste está limpísimo comparado con otro que estaba un poco más adelante y que se me escapó.

Os juro que en el otro no se veía de qué estaba compuesto el suelo.
























