Un viaje muy relajado, nada de madrugones ni caminatas agotadoras así que a los que no les gusta el “pajareo a tope” este viaje es muy recomendable.
Lo peor en principio eran las previsiones meteorológicas ya que daba lluvia para todos los días pero afortunadamente tuvimos suerte y el tiempo se fue arreglando conforme pasaban los días.
Eso sí, desde nuestra llegada a Bucarest todo el trayecto hasta Tulcea en el bus no dejó de llover y al día siguiente, nuestro primer día de pajareo, también amaneció lloviendo con lo que cambiaron el recorrido de ese día, ya que estaba previsto ir al bosque y no era lo mejor, por el del siguiente día, que era ir hacia el sur hasta cerca de Constanza donde parecía que había mejores condiciones y realmente acertaron no solo porque efectivamente al cabo de un rato de empezar a pajarear dejó de llover sino porque nos pegamos un papazo de aúpa como vais a leer enseguida.
Nos estuvimos moviendo por Histria y llegamos hasta un humedal en Vadu junto al mar negro y nada más empezar dice alguien huy…mirar ese avetoro volando



Avetoro

No es la mejor foto de mi vida pero vaya la ilusión que me hizo.
Y ahí no quedó la cosa porque un rato después vemos por el otro lado del camino a otro volando

Y así hasta un total de 5, que no sabemos si eran 5 avetoros o alguno estaba repe pero desde luego la mayor concentración de ellos que tenga yo constancia.


Seguimos entretenidos con otras cosas, sobre todo limis hasta que de pronto los expertos empiezan a notar que hay una limi que no les cuadra con nada normal, empezamos con las guías a mirar qué podría ser, que si Correlimos pectoral, que si acuminado, pero no se quedaban contentos hasta que a alguien se le iluminaron las neuronas y miró una americana en la guía y desde luego era a lo que más se parecía.
Pues hay que comprobarlo. A mí no me daba para foto decente porque no estaba tan cerca así que Laurentius, nuestro guía local, llamó a un compañero que estaba por la zona y que lleva un buen equipo fotográfico y además iba con un grupo de alemanes donde uno de ellos llevaba también un objetivo más largo. Fotos del bicho y rápidamente se envió a algunos de esos expertos que hay por el mundo y que tras pedir alguna foto más para ver algún otro detalle nos confirmaron que era Calidris himantopus o lo que es lo mismo, Correlimos zancolín, B pa todios y primera cita para Rumanía.

Ea! Pues no empezaba mal el pajareo en Rumanía.
De ese día pocas fotos, lo más destacable
Carricero agrícola


Chacal dorado

Luego nos acercamos hasta el borde del mar Negro que con el tiempo que hacía estaba más feúcho que cuando lo vi en Georgia y de vuelta a Tulcea, a ver si mañana hay más suerte (meteorológica) para ir al bosque porque de la otra iba a ser difícil de superar.
Al día siguiente parecía que iba a haber más suerte y aunque estaba muy nublado no llovía, eso sí, hacía un frío impropio del momento del año en que estamos pero bueno nos pusimos todo lo que teníamos y a la zona del monasterio de Celic Dere en cuyos alrededores podíamos buscar hasta 8 pícidos diferentes y aunque finalmente la mayoría no se vieron yo me salvé porque ¡por fin! pude bimbarme el
Pico mediano

También allí me hice el otro B que a la larga resultaron ser los únicos que me hice, el Zarcero icterino, éste sin foto porque cuando lo enfoqué se echó a volar y aunque seguimos viéndole ya no fue posible hacerle ninguna.
Pero a quien sí conseguí afotar que era la primera vez que le hacía una foto fue al
Papamoscas papirrojo

Fijaros la expectación que despertó el susodicho

Por la tarde nos acercamos a un punto donde se ve el Danubio y en la orilla de enfrente se divisa Ucrania.

Cuando llegamos a Tulcea seguía el tiempo revuelto como demuestra este arco iris al que hice esta foto

Esa noche ya dormimos dentro del barco que estaba atracado en Tulcea y después de desayunar nos trasladamos al “barco de pajareo” y empezamos a recorrer diferentes canales del delta mientras el hotel flotante se dirigía hacia su primer lugar de atraque donde nos encontraríamos con él a la hora de comer.