Pero ir a África y no ver pájaros parece no cuadrar así que a pesar de ser un país y una zona en la que parece imposible sobrevivir dada su aridez extrema estaba lleno de vida.
Hace años que con una amiga queríamos ir al Tibesti pero los muchos conflictos que ha vivido el Chad en los últimos años desaconsejaban el viaje hasta este año que nos avisaron de una agencia que se estaba montando un grupo y allí que nos apuntamos.
Por mi parte y dado que es un país donde no parece que apetezca volver a menudo, decidí que me iba a quedar unos días mas para tocar la zona del lago donde seguro iba a ver muchos mas pajarillos que en el desierto.
Pero vayamos cronológicamente.
El hotel que teníamos en la capital, N’Djamena, estaba al borde del río Chari, uno de los dos que atraviesan la misma, el otro es el Logone.
Y claro, un hotel con jardín y al borde de un río por lógica tenía que estar lleno de pajarines, así que cámara en mano me dediqué a inmortalizar a todas las preciosidades que se me pusieron a tiro
Azulito carirrojo

Hembra

Juv

Bulbul naranjero

Capuchino bronceado

Juv

Paloma de Guinea

Tórtola senegalesa

Rata africana de la hierba

Unos agamas




Y este saltamontes

Por la tarde comenzamos el largo camino que nos iba a llevar hasta la frontera norte con Libia donde se encuentra el maravilloso desierto conocido como Tibesti.
Como el viaje no era de pajareo tenía claro que solo podría aprovechar las paradas generales, pero como pajarillos hay en cualquier ramita en todas las paradas había algo guapo que afotar y así fueron cayendo
Gorrión dorado

Mosquitero silbador

Estorninos orejiazul y ventrirrufo

Aquí si que no me pude resistir a pedir que se parase el coche un momentito ¡¡¡estaba al borde de la pista!!!
Culebrera europea

Alondra de Dunn

Cistícola cantor

El viaje, que por cierto contó con una organización desastrosa, era un continuo avanzar hacia el norte para llegar a nuestro destino y casi sin tiempo a disfrutarlo volver de nuevo por una ruta diferente.
Esto ocurrió porque en un principio estaba previsto hacerlo en 21 días, pero por diferentes circunstancias primero se redujo a 17 y luego a 16.
Como había que llegar hasta allí y volver (esa era la meta del viaje) no se podía “recortar” y la ruta pronto dejó de ser asfaltada para dar paso a una pista que un poco mas adelante dio paso a un “nada” donde lo mas impresionante era ver cómo podían orientarse los conductores.
Evidentemente esto ocurría con cierta frecuencia

Para dormir valía cualquier lugar. Era cuestión de llegar la puesta de sol para detener los coches y dormir bajo el inmenso cielo (ni tiendas llevaban).

Así tras 3 días de duro camino llegamos al oasis de Faya donde volvíamos a encontrar un poco de civilización para recargar los vehículos de todo lo que nos haría falta en los siguientes días de travesía.
Una de las aves que mas vi todo el tiempo que anduvimos por el desierto
Oenanthe leucopyga (en este caso juv.)

Otro de los gorriones que buscaba cayó un poco mas adelante en un poblado inmundo pero que estaba llenito de ellos
Gorrión sahariano

Hembra

Juv.

Y unos pocos kilómetros después de este poblado, en el primer guelta que nos encontramos hicimos nuestra 4ª noche

A la mañana siguiente me levanté en cuanto había un poquito de luz para que me diera tiempo de hacer algunas fotos antes de continuar el camino y me vi recompensada, entre otras, con estas criaturas
Colinegro común

Curruca carrasqueña

Cuervo desertícola

Y llegamos a uno de los puntos clave del viaje: El Trou au Natron.
Estaba previsto que se bajara, es una caminata magnífica y desde luego poder pasear por allí abajo debe ser una sensación inigualable, digo debe ser porque desgraciadamente como ya he dicho la organización fue desastrosa y no se pudo llegar. Me explico:
En la zona como podréis ver en las fotos se encuentra el trou y el Pico de Tusside.

Lo ideal hubiera sido poder hacer las dos cosas pero ya con la reducción de días eso era imposible. Con nosotros venía un científico del CSIC, Juan José Aldasoro, que tenía como misión subir a recoger una Campanulacea que solo se encuentra en la cima del pico y la única solución era que él subiera y el resto del grupo bajaríamos al Trou, pero evidentemente para cualquiera de ambas cosas hacía falta disponer de un día entero. O sea, llegar por la tarde al área, dormir y a primera hora empezar la correspondiente caminata pero se llegó a las 10 de la mañana y se decidió hacer todo a la carrera. Los que iniciamos la bajada abandonamos cuando nos faltaba un tramo que calculamos en media hora mas de bajada porque el sendero que lleva hasta abajo desemboca justo en la parte posterior, con lo que aún nos hubiera quedado un buen tramo para llegar hasta la zona del lago salado y luego retornar hasta el comienzo del sendero para volver a subir y era imposible que llegáramos con luz (a las 17,30 se hace allí de noche) total que nos pegamos una bajada por la ladera para no llegar a nada. Juanjo por su parte tuvo una odisea mucho mas tremebunda. Llegó a la cima justo anocheciendo, pudo recolectar la planta pero se torció un tobillo cuando iniciaba el descenso. Llevaba a un impresentable de guía que decidió bajar y dejarlo allí a pasar la noche para volver a buscarlo al día siguiente. Como veréis la organización no pudo ser mas desastrosa.
Aquí yo, empezando el descenso

Al menos pude recolectar otros pocos bitxillos
Escribano sahariano

Hembra

Gundi común

Un par de saltamontes


Al día siguiente mientras “el equipo de rescate” iba a buscar a Juanjo yo me entretuve por los alrededores y no estuvo nada mal
Terrera sahariana

Liebre del Cabo

Vanessa cardui

Una vez rescatado Juanjo y gracias a que mi amiga Marisa es traumatóloga, le diagnosticó fractura de peroné y le puso su correspondiente vendaje compresivo (escayola es de lo poco que no llevaba) continuamos nuestra ruta hasta la hora de la comida donde obtuve las mejores fotos de la descarada Collalba negra de Brehm

Y de nuevo en marcha hasta la puesta de sol. A la mañana siguiente hice esta foto como muestra de uno de los campamentos. La línea mas oscura es la carretera, pero no hubo problema, no pasó ni un vehículo en toda la noche.
La tienda de campaña es la de los guías, no había para los clientes, pero si una para ellos y esa tienda-mosquitera-maschulaqueunocho es de la menda. No veáis la envidia que daba “la niña de la burbuja” me llamaban.































































































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